Son Cremita – Yo Quiero Una Bicicleta Intergalactica

0
569

Lavapies, mas que un barrio en la capital española, es un crisol de ritmos y un centro artístico por excelencia. Aquí esta el cuartel general de la agrupación Son Cremita, colectivo que se lanza al ruedo con Yo Quiero Una Bicicleta Intergalactica –opera prima de llamativo y surreal titulo-, una producción tan notable y seria como sabrosa.

El disco, grabado en La Casa de los 1000 Ruidos en Madrid, cuenta con 8 números, entre composiciones originales y covers. El corte que da titulo al álbum es el mas representativo de la grabación: el ritmo y la inclusión del violín -interpretado por David Moreira- nos transmiten claramente el mensaje del irreverente sexteto, que algunas veces se acerca a la ciudad de New York por los sonidos de La Flamboyan, algunas a La Habana rememorando al Septeto Nacional de Piñeiro, y casi siempre, a Caracas , con un sonido inspirado en El Trabuco Venezolano, con esa marcha inconfundible que los venezolanos dominan a la perfección.

Tibiri Tabara, una composición hecha popular por Daniel Santos y la Sonora Matancera, también es incluida en la grabación, con solos a cargo de Iago Bermejo y Gonzalo Grau – director de La Clave Secreta- en el tres y el piano respectivamente. A la Derecha de Alfacentauro es una pieza mas por el lado del son cubano tradicional -la trompeta de “Chucky” Cordero así lo determina-., con un texto poético y una cadencia que invita a la pista de baile. Nina, una de nuestras preferidas, es una composición de Justi Barreto que se hiciese popular en la voz de Cheo Feliciano vocalizando con la Fania All Stars. La intención de la canción cambia totalmente por el violín y el ritmo que Son Cremita le imprime a este clásico de las rumbas. Son Cremita Boogaloo, es un corte inéditoIntergaláctica con su notable de Mario Boville en la guitarra eléctrica

Yo Quiero Una Bicicleta Intergaláctica es una propuesta refrescante, en medio de producciones acartonadas y aburridas que invaden el mercado de la música latina. Este sexteto español con sangre bolivariana, demuestra que los venezolanos tienen un entendimiento de la salsa muy por encima del nivel.

Son Cremita, 1998